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El origen de la derecha “pinochetista”

José Luis Orella. La victoria del candidato de la izquierda, Salvador Allende, inició el proceso de modernización de la derecha chilena. Tradicionalmente, la escasa clase media vinculada a profesiones liberales y cuadros administrativos habían militado en el partido radical, mientras los sectores dirigentes del agro chileno, conformaban los intereses de los partidos conservador y liberal. Pero la afluencia al mundo de la política de los sectores populares del campo y de los barrios periféricos de las ciudades, proporcionaron el caldo de cultivo social del que se alimentó la izquierda y la democracia cristiana. El intento de reforma social realizado bajo la presidencia de Eduardo Frei (democristiano), para evitar la exclusión social exigió un fuerte desembolso económico, que fue obtenido del aumento de los impuestos, y una reforma agraria que subrayó la finalidad social por encima del derecho de propiedad de la tierra. Para incentivar y desarrollar las reformas sociales, educativas y agrarias, hubo que formar a centenares de nuevos técnicos, que salieron de la Universidad Técnica de Chile. El aumento del protagonismo del Estado en la dirección de la economía, fomentando planes de industrialización para evitar la dependencia del exterior, posibilitó la formación y aumento de una nueva clase media, más cultivada, procedente de unas universidades que empezaban a dar síntomas de masificación. Serán estas nuevas clases medias y universitarios jóvenes, quienes se conviertan en los motores dinamizadores del ámbito de una nueva derecha, que verá generarse dentro de sí el fenómeno de los gestores técnicos.

La derecha tradicional formada por conservadores y liberales representaba a los sectores tradicionales que habían dirigido el campo, y que veían su derecho a la propiedad atacado, por un modelo de desarrollo incentivado por los democristianos, y que se diferenciaba muy poco del de los socialistas. Casi desaparecidos en las elecciones legislativas de 1965, su nueva reorganización al año siguiente en el Partido Nacional. Sin embargo, el nuevo partido, no dejaba de representar a los antiguos caudillos, con quienes, especialmente los jóvenes no se sentían ligados. Carentes de un líder, comparable a Eduardo Frei o el propio Salvador Allende, la única opción de peso presidencial que la derecha podía lanzar será la candidatura renovada del expresidente Jorge Alessandri, quien con su periodo inicial del “gobierno de los gerentes” había ganado buena fama como gestor. Los “alessandristas” querían galvanizar la voluntad de los ciudadanos y restablecer la economía, de forma similar a quienes consideraron modelos a seguir: Winston Churchill, el general De Gaulle y Ludwig Erhard.

En paralelo también surgió el gremialismo, un movimiento político nacido en 1964 en la Universidad Católica, y que aglutinó al estudiantado de derechas, huérfano de una alternativa política, ante los socialistas y los democristianos. El movimiento gremialista hizo bandera de la politización de los organismos universitarios que debían quedar libres de las influencias de las corrientes políticas. Los estudiantes debían estar presentes, pero no como representantes de las juventudes de los partidos políticos, y defender la autonomía de la universidad con respecto al gobierno de turno. En el caso concreto de la Universidad Católica, defendían la confesionalidad de la institución educativa superior y su pertenencia a la Iglesia. Aquel sentimiento de despolitizar la universidad, podía contagiarse a otros sectores sociales, que tuviesen vínculo con el municipio, el trabajo, la afinidad intelectual. Denominadas como sociedades intermedias, debían permanecer despolitizadas, especializadas en sus objetivos y evitando subsidiariamente tomar competencias que no fuesen suyas. De ese modo se iría construyendo una sociedad madura y fuerte, donde el Estado favoreciese el bien común de la sociedad, pero sin dirigirla de forma activa desde el poder. Por esta última razón, el gremialismo se consideraba incompatible con todo pensamiento totalitario, fuese comunista, nacional-socialista, fascista o incluso democristiano por su defensa del intervencionismo estatista que había llevado a sus juventudes a defender un socialismo de Estado. Esta visión social de un grupo de estudiantes de Derecho, liderados por Jaime Guzmán, les llevaría a obtener la mayoría en la FEUC (Federación de Estudiantes de la Universidad Católica), a costa de los jóvenes democristianos y de los socialistas.

El joven Jaime Guzmán Errázuriz, que aglutinará a ese nuevo sector de la derecha, había nacido en Santiago un 28 de junio de 1946, en una familia patriarcal conservadora de origen navarro. De gran inteligencia, intensa religiosidad y gusto por las artes, pronto tuvo vocación por servir a su país como un servicio a los demás. Los autores que más le influyeron en la progresiva formación de su discurso político, fueron en primer lugar, el P. Osvaldo Lira SS. CC., autor tradicionalista, que escribió un estudio sobre Juan Vázquez de Mella y otra obra sobre la Hispanidad. Junto al clérigo, también le influyó el historiador Jaime Eyzaguirre, director de la revista Estudios, en la cual junto a Julio Philippi, el cual había sido ministro en el gobierno del presidente Alessandri, y el P. Osvaldo Lira, formaban la tripleta de autores católicos fieles a una línea tradicional y simpatizantes de un corporativismo derechista divorciado de la democracia cristiana chilena. El propio Jorge Alessandri se convirtió en un modelo de político criollo para el joven Guzmán. A este bagaje católico, habría que sumarle la influencia de von Hayek y de Novak.

Los gremialistas se sintieron los modernizadores de un nuevo concepto de derecha, muy distinto al defendido por los miembros del Partido Nacional. A sí mismo, una nueva serie de estudiantes universitarios de económicas, defensores de medidas neoliberales confluirán con éllos. Aunque teóricamente, los neoliberales no simpatizaban con ninguna postura política, se sumaron al proyecto político que les brindase el liderazgo de su proyecto económico. Aquellos jóvenes chilenos eran egresados provenientes de universidades de EEUU, encontraron su estabilidad laboral en la dirección de las empresas chilenas con mayor contacto con el comercio internacional.

Cuando el 11 de septiembre de 1973, el gobierno de la Unidad Popular fue derrocado por las fuerzas armadas con un amplio apoyo civil, procedente de la derecha y la democracia cristiana, por los abusos cometidos por el régimen allendista al implantar un sistema socialista. Aquellos nuevos cuadros derechistas tuvieron la oportunidad de transformar Chile en lo político y en lo económico.
El líder indiscutible de este nuevo movimiento fue Jaime Guzmán Errazuriz, profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad Católica, como brillante jurista, será el responsable de poner las bases del pensamiento político de la Junta Militar, como miembro de la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, fue el protagonista, que formó los pilares ideológicos del nuevo régimen. La Constitución de 1980 fue su modelo jurídico, y dio el indispensable marco político a los tecnócratas neoliberales. La ansiada democracia llegará a Chile, cuando pudiese asentarse sobre una sociedad libre económicamente, que determinase, una sociedad libre políticamente.

 

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