Ricardo Ruiz de la Serna. 21 de noviembre.

Este miércoles el Ministro Sebastián apareció en la sesión de control al Gobierno con corbata una vez más y volvieron los diputados. Debía de haber unos trescientos antes del café. En esta sesión conocimos el tormento y el éxtasis; más del primero que del segundo, la verdad. El Presidente del Gobierno y el líder de la Oposición hablaron de economía. El Sr. Rajoy instó al Gobierno a acometer reformas y el Presidente se refugió en Europa y las acciones coordinadas con ella. Tormento.

La Vicepresidente del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega acusó a la oposición de racanear y de falsear la realidad y firmó que el Partido Popular hacía una política de mesa camilla. Hay metáforas que lo dejan a uno más perdido que el alambre del pan Bimbo. Soraya Sáez de Santamaría contraataco con una dialéctica de lucha libre mexicana: el Santo contra Tormenta, segundo asalto y los golpes siguen cayendo. Parece que el gobierno prefiere que España siga en crisis antes que aceptar una propuesta del PP. Paralelismo entre los votantes y Sarkozy. ¡Toma castaña! Del G-20 a la Carrera de San Jerónimo Sarkozy hasta en la sopa. La vicepresidenta se crece: el PP hace una oposición a base de titular y radiofórmula  (tú y yo lo sabíamos, esto iba a ser tres, dos o uno que diría el gran Joaquín Luqui). Acusó de la crisis a la política salvaje neoliberal. Entonces, la Sra. Fernández de la Vega desenfundó la daga para apuñalar por la izquierda: sacó a relucir la sanidad madrileña y la privatización del agua. Tocado y hundido. Gritos en la bancada de la oposición. Siguen cayendo los ganchos de izquierda: fracaso de Educación para la Ciudadanía en inglés, peleas pro el control de las Cajas de Ahorro (¿A cuál se referirá? pregunta el malvado cronista) Risas, gritos, abucheos. Divertidísimo. Por un momento, los dominios del Sr. Bono parecieron el Mesón de la Guitarra con la tuna rondando. Éxtasis.

Después habló el Sr. Arias Cañete, que gesticula con la mano como si blandiera una maza. Preguntó si consideraba el Gobierno se consideraba austero. Solbes respondió: Sí. El Sr. Arias replicó leyendo y comenzó el tormento del folio leído para poner el grito en el cielo por el pago al pintor Miquel Barceló con fondos de ayuda al desarrollo. Mientras tanto, la portavoz Sra. Sáez de Santamaría gesticulaba. El Sr. Arias citó al Frankfurter Algemeine (extasis) mientras un diputado cuyo nombre daremos al olvido se echaba lo que parecía una cabezadita. Dúplica de Solbes con cierta alegría (más éxtasis) Lento pero con sorna, con esa retranca que dispara cuando se sabe seguro. Atacó el incremento del gasto durante el Aznarato: para dispendio el tuyo, compadre. Tiene que terminar admitiendo que el contexto es complicado; o sea, que verdes las van a segar. Tormento.

Después tomó la palabra el Sr. Olavaria. Preguntó una cosa muy interesante: ¿Qué previsiones tiene el Ministerio en relación a garantizar que los condenados a muerte de nacionalidad española en países extranjeros puedan disponer de una asistencia jurídica solvente? Entonces, salimos de la lucha libre y tocamos drama humano. Hay cinco españoles con condenas a muerte en el extranjero y 67 Estados que tiene pena de muerte. Citó el caso de Pablo Ibar, condenado en EE.UU., y denunció el peloteo burocrático entre el Ministerio de Justicia y el de Exteriores. Se pone en pie para responder el ministro Fernández Bermejo. Su ministerio ha destinado más de 30 millones de euros a Justicia gratuita y quinientos mil para personas condenadas a muerte. Hay que mejorar el desarrollo reglamentario. Tormento, pero soportable.

Más tarde llegó el turno del Ministro Moratinos (¡pasen y vean!). Aquí el éxtasis se desbordó y se salía por las cinchas del aballo como el gozo de Don Quijote. He aquí el momento de los prodigios. El Sr. Robles Orozco preguntó por la valoración que merecía al Ministro la cúpula de Barceló y el Ministro comenzó a hablar de un proyecto-país y de cómo el Gobierno está orgulloso de que después del año 36 (ya salió…) España participe en la remodelación de la ONU (que, por cierto, en el año 36 no existía, dice el pérfido cronista). Menciona a los empresarios españoles que han dado fondos para el trabajo de Barceló y acusa al PP de manipular y confundir la ayuda oficial al desarrollo con los fondos de ayuda al desarrollo. El Sr. Robles Orozco no se arruga: todas las Comunidades Autónomas que han puesto dinero son gobernadas por el PSOE  y entonces se desató el Siroco: acusó al Gobierno de haber metido la mano en la caja (¡hala!) y de haber desviado el dinero a otra cosa. Tremendo derechazo. Enumeró lo que podía hacerse con quinientos mil euros. El  Sr. Moratinos se indignaba: ustedes no distinguen entre los fondos de ayuda al desarrollo y la ayuda oficial al desarrollo y acusó al Sr. Robles Orozco de demagogo. Levantó la voz pero no impuso mucho. La Cámara no estaba para más gritos que los de las bancadas. Éxtasis.

Cuando preguntó el Sr. Moragas se puso en pie y habló por la disidencia cubana. Más drama humano. El Sr. Moratinos respondió acusando al PP de quedarse solo. Para solos, los disidentes, piensa triste el cronista. Tormento.

El resto de la sesión se la ahorro. Basta por hoy. El poco éxtasis justifica, sin embargo, el tormento del folio leído y del navajazo envenenado con demagogia.